Martes 26: No hubo tiempo de programar otro salto en paracaídas, aunque escuchamos que tampoco se dio este día por el mal clima, luego de empacar todo en Queenstown y salir en el bus, escuchar la canción y joder un rato, nos dirigimos al bungy jump original, el primero en existir, todo comenzó ahí, en el Kayora Bridge a las afueras de Queenstown. Hacía demasiado frío, pero no podía perder la oportunidad, un pana alemán y yo decidimos decirle a la gente del bungy jump que queríamos entrar en el agua (que dejaran la cuerda mas larga), algo no muy común en invierno y con el lago congelado a los lados, pero accedieron, me compre una franela para tener algo de ropa extra seca, pero al momento de saltar el operador estaba un poco inseguro y me dijo que no iba a arriesgarse porque para que sea seguro tocar el agua en el primer salto desde algún sitio es mejor que la persona sea muy pesada, así la cuerda estira mas, entonces me dijo que me acercaría lo más posible pero que sin tocar el agua, lo mismo con el alemán aunque el bicho mide 2 metros y pesa como 110Kg, tampoco lo dejaron. El salto estuvo excelente, mejor que el salto de Taupo, pero el frío era descomunal, más aún porque como supuestamente me iba a mojar solo salté con una franelita y sin chaqueta, y la espera fue larga pero valió la pena, excelentes fotos tomadas por la compañía y por los panas que veían como saltaba desde el mirador, lo máximo. Siguiente parada, Milford Sound, un sitio en la isla Sur con increíbles paisajes y más en invierno, en el bus todos la pasamos bien pero a las casi 4 horas de viaje (con paradas interesantes y muchas fotos y videos) nos avisaron que 2 buses se habían estrellado en camino a Milford Sound y teníamos que devolvernos porque cada vez las carreteras se congelaban mas y mas. Traducción: Noche extra en Queenstown. Nada mal, regresamos hasta el hotel, nos dieron las mismas habitaciones y nos preparamos para otra noche de recorrer bares y seguir tomando.
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